lunes, 29 de julio de 2013

MEMORIAS PERDIDAS

Despierto ahora, voy abriendo poco a poco los ojos, me duele el cuerpo, conforme mi vista se fue aclarando observo el entorno, doctores yendo y viniendo, mi cuerpo estaba vendado en su mayoría y agujas por todos lados, voltee a mi lado derecho observando una camilla en la cual los doctores se encontraban muy exaltados, veía jeringas e instrumentos con los que se apoyaban para tratar de ayudar a la persona que estaba tendida en esa cama; de pronto, todos se quedaron ahí parados, algunos decían que se había hecho todo lo posible y otros estimaban la hora del deceso, se comenzaron a retirar y dejaron el cuerpo tapado con una sábana blanca, se acercó a mí una enfermera, su triste rostro me adelantaba malas noticias.


-Sr. Michell, puedo ver que ya recobró el conocimiento- me decía la enfermera de nombre Clara, o por lo menos así decía su gafete.


-¿Por qué estoy aquí?, ¿Qué ha pasado?-


-¿No lo recuerda o solo finge amnesia?-


Traté de recordarlo todo, pero nada llegaba a mi mente, el último recuerdo que tengo es ir en mi carro con mi esposa, íbamos a pagar algunas cuentas en el banco.


-Lo siento, pero solo recuerdo ir conduciendo, después todo esta oscuro y abro los ojos aquí, solo para ver como mueren las personas en su hospital, es una mala señal observar eso y saber que estoy internado-


-Ah señor Michell, a usted no se le diagnosticó alguna contusión en la cabeza o algo parecido, solo fueron golpes, no quiera decirme que no recuerda nada de lo ocurrido si solo su cuerpo es el que está destrozado-


-No sé cuántas veces deban repetirse aquí las cosas para que sean contestadas, pero le diré una vez más que no recuerdo nada, podría por fin decirme ¿qué demonios fue lo que pasó y dónde está mi esposa?-


-Muy bien, a decir de los paramédicos que lo atendieron en el lugar del accidente su vehículo fue totalmente aplastado por un tracto camión, usted perdió el conocimiento y tuvo algunas heridas, pero…-


-¿Pero qué?, ¿Dónde está mi esposa?, ya sé que sigo vivo y consiente, pero ella ¿Dónde está?-


-Lo siento mucho señor, la mujer que usted observó ser atendida era su esposa, y hace algunos minutos dejó de tener signos vitales, ella ha fallecido-


Mi mundo se derrumbó por completo, no recordaba en que momento ese camión pasó encima de nosotros, y lo peor es que a unos metros de mí estaba el cadáver de mi esposa, mis ojos se quedaron viendo hacia la nada, no escuchaba que es lo que me continuaba diciendo la enfermera, solo sentía como el dolor recorría mis mejillas en forma lágrimas, y quería pararme y quitarle la sabana de encima para que abriera los ojos y me dijera que todo estaba bien, pero para mí desgracia ni siquiera podía hacerme ilusiones, había visto el momento en que ella murió y nadie le daba ya esperanzas, comencé a gritar y a maldecir a el conductor que nos arruinó la vida, me lanzaba hacía un lado y otro de la cama, el dolor no me importaba y la enfermera trataba de calmarme, llamó a mas médicos para que la ayudaran a detenerme, mi enojo era incontrolable; pero de pronto, a pesar de que continuaba enojado y alterado mi cuerpo se dejó caer tranquilamente en la cama, y mis ojos quedaron abiertos, comenzaba a recordar ese otro suceso en donde me encontraba en un lugar oscuro, todo fue como una ráfaga de recuerdos que estaban programados para llegar de golpe a mi cabeza, recordé todos y cada uno de los eventos en aquel lugar, las mujeres que me abrazaban y mi esposa que se había ido, nuevamente me llené de rabia y comencé a retorcerme, mis heridas se abrían y mis huesos se rompían, más que el enojo parecía que me convulsionaba.


Habían llegado al lugar más doctores y todos me sujetaban con fuerza, pero no era suficiente, hasta que de mi pecho empezó a brotar una llama que de inmediato se disipó por todo mi cuerpo, me estaba quemando vivo.


Todos corrían por extintores, agua o lo que fuese para poder apagarme, pero era inútil, al parecer el fuego venía desde mi interior, el dolor era exageradamente grande, sentía como mis ojos eran consumidos, mis manos, mis piernas, todo se quemaba, esto duró aproximadamente 3 minutos, después solo escuchaba conjeturas, algunos decían que era combustión espontánea humana, debí haber quedado en muy mal estado pues también me daban por muerto, lo curioso es que en cuanto el fuego se apagó comencé a sentirme bien, mi piel y hasta los huesos estaban hechos carbón, pero algo pasaba que aún sentía, y sabía que me estaba reponiendo, poco a poco comenzaron a prestarme atención los médicos, observando con asombro como mi cuerpo se recuperaba rápidamente después de tal evento, pero lo más extraordinario era que las heridas con las que llegué al hospital también estaban desapareciendo, se creaba un cuerpo nuevo para mí, sin lesiones y sin raspones.

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